La primera temporada finalizó su emisión el pasado viernes 11 de julio de 2025.


En una era donde la ciencia ficción se debate entre la grandilocuencia filosófica y las distopías tecnológicas más oscuras, MATABOT, la nueva serie de Apple TV+, irrumpe como un soplo de aire fresco y autoparódico.
Se trata de la adaptación de la aclamada saga literaria THE MURDERBOT DIARIES / LOS DIARIOS DE MATABOT de Martha Wells, de la cual en español apenas se han publicado dos entregas hasta el momento., Esta producción se presenta como una rareza encantadora: capítulos breves, tono ligero, pero con una profundidad subyacente que merece la pena explorar.
La historia sigue a un androide de seguridad que, tras hackear su propio sistema de control, adquiere autonomía total. Sin embargo, para evitar ser desmantelado o “reciclado”, decide seguir fingiendo obediencia ante la corporación que lo creó. A partir de ese momento, comienza su doble vida: la de un letal exrobot de combate con una creciente humanidad… y la de un fanático de las telenovelas más absurdas del universo. Sí, lo que mueve al protagonista no es una gran cruzada moral ni una insurrección cibernética, sino el deseo de retirarse y pasar sus días viendo series cutres como EL SANTUARIO DE LA LUNA. El resultado es tan hilarante como intrigante.
Interpretado por un Alexander Skarsgård contenido y preciso, Matabot se convierte en el inesperado antihéroe perfecto: un ser artificial con ansiedad social, un desprecio generalizado hacia los humanos, pero también con una curiosa brújula moral. Skarsgård, con mínimos gestos y un tono monocorde, logra transmitir más emoción que muchos protagonistas humanos de series dramáticas actuales. A su lado, destaca la presencia de David Dastmalchian en un rol secundario que suma solidez al conjunto.

Uno de los grandes aciertos de la serie es su fidelidad al espíritu de los libros. Los episodios, de apenas 20 a 30 minutos, respetan el ritmo ágil y la extensión breve de las novelas y, lejos de estirar la trama con relleno innecesario (como ha sucedido en otras series de la misma plataforma), optan por una narrativa compacta y efectiva. Esta primera temporada adapta exclusivamente el primer libro, SISTEMAS CRÍTICOS, y lo hace con notable precisión.
Un punto clave de la adaptación es la voz en off del protagonista, que refleja su personalidad sarcástica, autocrítica y profundamente humana. En los libros, todo está narrado desde la perspectiva de Matabot, un narrador poco confiable y deliciosamente cínico. La serie logra trasladar esta característica a la pantalla sin que se sienta forzada, ofreciendo un comentario constante sobre los eventos y los personajes desde una mirada tan robótica como irónicamente emocional.
En cuanto al grupo de científicos con los que Matabot termina trabajando, la serie se mantiene fiel a la caracterización ambigüa de las novelas. Si bien en papel era difícil distinguirlos, la adaptación les da rostros y actitudes diferenciadas que facilitan la identificación. Aun así, la mayoría siguen funcionando como el blanco perfecto para las críticas internas del androide, que los percibe como «hippies espaciales» más ingenuos que útiles.
Desde el punto de vista técnico, la serie cumple con los estándares habituales de Apple TV: efectos especiales solventes, escenografías funcionales y un diseño de producción que, sin ser revolucionario, resulta estéticamente agradable. La ambientación futurista, los trajes espaciales y los interiores de las naves refuerzan el tono de una space opera liviana pero bien construida.
Una de las decisiones más inteligentes del guion es la incorporación de escenas adicionales no presentes en el libro original. Lejos de sentirse como material de relleno, estas subtramas expanden el universo narrativo y sirven para desarrollar conflictos que se resuelven con naturalidad dentro del arco argumental. Aunque en algunos momentos una amenaza externa en el planetoide ocupa demasiado espacio, desviando el foco del arco personal del protagonista, el balance general sigue siendo positivo.
Y es que lo que realmente distingue a Matabot de otras series de ciencia ficción contemporáneas no es su trama principal, sino el tono. Ácido, autocrítico, con pinceladas de comedia absurda y reflexiones inesperadas sobre la conciencia, la autonomía y la identidad.
Aunque no está exenta de aspectos criticables como una ligera sobrecarga de personajes «woke» que, en ocasiones, no terminan de tener profundidad real. Aún así, la serie no cae en el panfleto ni en la moral simplona. Incluso se permite pequeñas ironías hacia los arquetipos de diversidad forzada, aportando un matiz de autoconsciencia que la salva de resultar maniquea.
Lo más interesante, sin embargo, es la dualidad del protagonista: por un lado, un androide diseñado para proteger y matar; por otro, un espectador emocionalmente volcado en series de baja calidad que usa como modelo de conducta. En su desconexión emocional con el mundo real y su identificación con personajes ficticios, hay una crítica velada (y bastante brillante) a la alienación contemporánea, al escapismo digital y a la fragilidad de nuestra moral automatizada.
Para quienes buscan una serie entretenida, ligera pero con fondo, Matabot es una opción excelente. Su mezcla de ciencia ficción, comedia y sátira resulta refrescante en un panorama saturado de productos demasiado solemnes o artificialmente complejos. La serie logra enganchar no por lo que sucede, sino por cómo lo narra su improbable héroe: un robot con crisis existencial, que prefiere las telenovelas espaciales a la interacción humana y que, paradójicamente, termina siendo más humano que los humanos que lo rodean.
Con una segunda temporada ya confirmada, solo queda esperar que mantenga este equilibrio entre diversión, crítica social y construcción de personajes. Porque si algo queda claro tras ver los primeros diez episodios es que Matabot. Y nosotros, como él, solo queremos sentarnos y ver qué pasa en el próximo capítulo.
