* Un año excepcional para los seguidores de Stephen King. *


La nueva adaptación de LA LARGA MARCHA, basada en la novela que Stephen King publicó como Richard Bachman, llega a los cines hoy viernes 14 de noviembre y se posiciona de inmediato entre las películas más impactantes del año. El director Francis Lawrence, conocido por LOS JUEGOS DEL HAMBRE: EN LLAMAS, vuelve al terreno distópico para entregar una obra que destaca tanto por su ambición como por su ferocidad emocional. Aunque el material original es potente, su propia naturaleza lo convierte en un verdadero desafío para transmitirlo en una sala de cine.
El guion, firmado por JT Moliner (STRANGE DARLING), introduce cambios significativos respecto al libro. Estas modificaciones no buscan suavizar la historia, sino actualizar su lectura contemporánea y administrar de manera muy calculada el peso de cada revelación. Aun así, ningún giro resulta tan contundente como el desenlace, que amplía el alcance simbólico del relato.
El trabajo de los protagonistas Cooper Hoffman y David Jonsson es esencial para que el film alcance la intensidad emocional del texto de King. Su interpretación transmite el agotamiento físico y mental que define la experiencia del espectador. La película deja al espectador tan exhausto como a sus personajes tras una experiencia dura, devastadora y deliberadamente incómoda.
Sin exageración, puede afirmarse que LA LARGA MARCHA es la adaptación más lograda de Stephen King estrenada este año, un logro notable considerando la cantidad de obras suyas que han llegado recientemente a cine y televisión. Ninguna otra adaptación reciente consigue transmitir una reflexión tan profunda sobre la condición humana ni sacudir al espectador con su lectura existencialista.
La premisa se sostiene sobre una idea tan sencilla como brutal. Cien adolescentes aceptan participar en una competición mortal en la que solo uno saldrá con vida. Las reglas son estrictas: si el ritmo de marcha disminuye, si se detienen, si intentan escapar o si violan alguna norma, reciben una advertencia. Tres avisos equivalen a la ejecución inmediata por parte de soldados que los escoltan.
Entre ellos se encuentra Raymond Garraty, el concursante número 47, impulsado por una motivación íntima que lo obliga a ganar. El premio no solo incluye una suma importante de dinero, sino también la posibilidad de formular un deseo sin límites. Durante la marcha, Garraty establece vínculos con otros participantes, en especial con Peter McVries, un muchacho que intenta mantener algo de optimismo refugiándose en sus recuerdos.
Los jóvenes deben comer, orinar, defecar y hasta fantasear mientras continúan avanzando, sin detenerse ni siquiera para dormir. Lawrence decide narrar casi todo en línea recta, interrumpiendo la continuidad solo con dos flashbacks, ambos cruciales para comprender la vida interior del protagonista. Por lo demás, el espectador está condenado a acompañar la caminata, a observar cómo los personajes evolucionan o se derrumban bajo una presión insoportable.
Aunque la película no dedica demasiado tiempo a describir el mundo exterior, sugiere la existencia de un régimen totalitario posterior a una guerra, gobernado por un comandante interpretado por Mark Hamill, que se erige como figura autoritaria casi mítica. Las pinceladas del entorno son suficientes para entender el nivel de desesperación que lleva a estos jóvenes a arriesgar su vida como única salida.
La puesta en escena cuida especialmente la continuidad visual para mostrar el desgaste físico de los participantes. El arco emocional de cada personaje evoluciona hacia un clímax devastador y el espectador los acompaña a través de la desesperación, el egoísmo, la camaradería, la euforia, la rebeldía, la locura y, finalmente, la ruptura total de su humanidad.
Aun así, no todo es perfecto. La película, al igual que el libro, se apoya en un concepto que se vuelve repetitivo por naturaleza. Tras los primeros veinte minutos, el espectador puede sentir que el ritmo se alarga más de lo necesario. La historia podría haber sido más breve sin sacrificar impacto.
Lawrence dirige con la misma rudeza emocional que ya mostró en SOY LEYENDA o LOS JUEGOS DEL HAMBRE, optando por un enfoque minimalista que evita explicaciones superfluas. La violencia institucional aparece normalizada, casi burocrática y es visible a través de libros quemados, soldados obedientes, multitudes que consumen la tragedia como espectáculo. La caminata funciona como ritual, castigo y propaganda, una sátira cruel del mito del autosacrificio.
Cooper Hoffman ofrece un Garraty introspectivo y herido, mientras que Jonsson aporta calidez y lucidez. Hamill, por su parte, sorprende con un personaje tan magnético como repulsivo, una presencia inquietante que eleva cada una de sus apariciones.
Visualmente, la cinta destaca por su fotografía áspera tras poder observar carreteras interminables, cielos apagados y un país exhausto. La repetición se convierte en parte esencial de la experiencia emocional.
Aunque requiere cierta suspensión de incredulidad, ya que es casi imposible caminar cientos de kilómetros sin descansar, la película consigue que esa exageración funcione como metáfora del sometimiento absoluto. El tramo final concentra el peso emocional del relato y ofrece un cierre seco, simbólico y profundamente perturbador.
Este año ha sido especialmente generoso con el universo King, ya que hemos podido disfrutar de THE MONKEY, LA VIDA DE CHUCK CHUCK, actualmente con el visionado de la serie de HBO IT: BIENVENIDOS A DERRY, ahora con LA LARGA MARCHA, y con The Long Walk, con THE RUNNING MAN de Edgar Wright todavía pendiente para noviembre.
La larga marcha no es una película perfecta, pero sí una de las adaptaciones más fieles al espíritu de Stephen King. Su valor principal reside en mostrar con crudeza cómo lo inhumano puede normalizarse hasta formar parte del paisaje cotidiano. Es por ello que se trata de una obra incómoda, absorbente y, pese a su dureza, imposible de ignorar.
Puede disfrutar a continuación del trailer oficial en español de la película, ofrecido por la distribuidora Diamonds Films:
