Reseña de PLOMO AL CUADRADO de Stark Holborn y publicada por Ediciones El Transbordador (2021) | Ep. 3×005 | «Un western fantástico donde la mente de los matemágicos dispara más rápido que la mano»

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 | Las matemáticas al servicio de la pólvora.

Reseña de PLOMO AL CUADRADO de Stark Holborn y publicada por Ediciones El Transbordador (2021) | Ep. 3×005

Hay libros que no se parecen a nada de lo que uno espera encontrar en las estanterías, pequeñas rarezas que se atreven a cruzar géneros aparentemente incompatibles para dar lugar a algo nuevo. PLOMO AL CUADRADO es precisamente eso: una fusión improbable entre el western clásico y la ciencia de las matemáticas, un experimento literario que parece destinado al disparate… y sin embargo funciona de maravilla. Con apenas unas 150 páginas, Stark Holborn construye un relato breve pero contundente, con la energía de un tren a toda velocidad y la puntería milimétrica de un compás bien afilado.

La premisa de la novela es inicialmente tan absurda como brillante. En un Viejo Oeste alternativo, las matemáticas han sido prohibidas. Quienes alguna vez las practicaron, llamados matemágicos, fueron perseguidos, marginados y, en muchos casos, encarcelados. Resolver ecuaciones o trazar diagramas geométricos no solo se considera subversivo: es criminal. La sola idea de que la razón y el cálculo puedan alterar el orden establecido basta para justificar una caza de brujas a escala continental.

En este escenario tan extravagante se mueve la protagonista, Malago “Mad” Browne, una antigua profesora universitaria de geometría convertida en forajida tras la caída en desgracia de su disciplina. Ahora intenta vivir en el anonimato, alejada de sus antiguos compañeros hasta que su pasado vuelve a llamar a la puerta en forma de una propuesta peligrosa. Se trata de un último gran golpe. Con ella reaparece Pierre “Polecat” Fermat, su antiguo socio y un genio tan brillante como impredecible, dispuesto a reunir de nuevo a un equipo de cerebros criminales para llevar a cabo un plan imposible.

La naturalidad con la que PLOMO AL CUADRADO incorpora los conceptos matemáticos y el lenguaje a la lógica del western es una de sus cualidades más destacadas. En este lugar, los matemágicos no solo solucionan problemas abstractos: utilizan sus conocimientos para trazar emboscadas ideales, calcular ángulos de tiro imposibles, predecir las trayectorias de las balas o crear planes de escape con precisión algebraica. Las escenas de acción se vuelven un espectáculo preciso: las reglas de cálculo funcionan como armas blancas, los compases dibujan círculos mortales y las pizarras están repletas de fórmulas en medio de disparos..

Lo asombroso es que el tono nunca cae en la parodia abierta. Holborn escribe con una seriedad casi solemne, lo que paradójicamente potencia el humor. Los personajes creen a rajatabla en la importancia de su ciencia prohibida, y esa convicción hace que el lector acepte con una sonrisa cómplice lo que, en cualquier otro contexto, sería ridículo. No se trata de un humor de chistes ni de guiños explícitos, sino de una ironía soterrada que surge de ver a pistoleros comportándose como académicos en plena batalla.

En cuanto a ritmo narrativo, la novela no concede respiro. Desde el primer capítulo, la acción se encadena con la exactitud de un reloj. Cada capítulo se desarrolla como un movimiento de ajedrez que ha sido planeado durante meses, pero es narrado con la rapidez de un combate al sol. El resultado es una lectura que se devora de un tirón, perfecta para una tarde de evasión, que deja al lector con la impresión de haber experimentado una pequeña aventura completa.

Sin embargo, la brevedad es una espada de doble filo, ya que condensa en pocas páginas un worldbuilding potencialemente ampliable. Se dice que las matemáticas fueron proscritas, pero no se explica completamente por qué o cómo una sociedad puede sobrevivir sin ellas. La prohibición tiene implicaciones culturales y políticas que se sugieren, pero no se examinan. Holborn opta por sugerir en vez de explicar, confiar en la suspensión de incredulidad y centrarse en la acción. Esto que pudiera parecer una deficiencia sirve para que sea posible que la historia conserve su ligereza y no se quede atascada en exposiciones prescindibles. Y bueno, tenemos garantizadas más aventuras porque existe una segunda entrega publicada en español titulada PLOMO AL CUBO y una tercera aún solo disponible en inglés: TRIGGERNOMETRY FINALS.

La relación entre Pierre Fermat y Malago Browne constituye el núcleo emocional de la novela corta. Se trata de una narradora en primera persona caracterizada por su inteligencia, su cinismo y un anhelo apenas oculto de dejar atrás su pasado. Él, en contraste, es un genio que no puede resistir la tentación de afrontar un reto imposible. Es evidente la química que se desprende entre los dos y cada conversación chisporrotea con una combinación de rivalidad, complicidad y viejas heridas sin sanar. Esa tensión, al igual que las balas y las ecuaciones, es la que mueve la trama.

En torno a ellos desfilan otros mathmos con sus propias excentricidades: estadísticos, topólogos, saboteadores que discuten sobre probabilidades mientras cargan dinamita. Aunque apenas disponen de unas pocas páginas cada uno, logran resultar memorables gracias a sus peculiaridades y a los nombres sacados directamente de la historia real de las matemáticas. Esta sucesión de cerebros renegados añade diversidad y color a la historia.

La prosa de Holborn es breve, directa y muy visual. Cada escena está concebida como un set de western clásico: combates a contraluz, trenes rugiendo por la noche, cantinas cubiertas de polvo. A pesar de las nubes de polvo y el tintinear de espuelas, se cuelan fragmentos de jerga científica y metáforas geométricas, lo que crea un contraste deliciosamente extraño. La escritora sabe cómo manipular los tropos del western y alterarlos sin desarmarlos, lo cual otorga al libro un matiz de homenaje divertido en lugar de paródico.

Esta percepción se ve reforzada por la narración en primera persona: Malago Browne narra su historia con una voz decidida, sarcástica y muy personal, lo cual brinda cercanía al relato y previene que el lector se confunda entre términos técnicos. El texto, a pesar de estar lleno de nombres famosos, teoremas y fórmulas, nunca se vuelve críptico. Lo esencial es que en este caso la matemática actúa como lenguaje de la aventura, no como una barrera intelectual.

El más grande éxito de PLOMO AL CUADRADO puede ser que ha demostrado que la diversión no tiene por qué estar en conflicto con la originalidad. Su mundo puede no tener una lógica interna fuerte, pero es muy imaginativo y carismático. La novela funciona como un artefacto lúdico: breve, contundente, autorreferencial, imposible de tomar demasiado en serio y, sin embargo, imposible de soltar. Para quienes busquen profundidad psicológica o densidad temática, quizá resulte ligera; para quienes busquen una aventura distinta, será un hallazgo.

Hay en el libro una especie de alegría contagiosa por el mero hecho de existir, de atreverse a juntar elementos que nadie había combinado antes. Y esa audacia, más que su verosimilitud, es lo que lo hace memorable. No pretende redefinir el western ni la ciencia ficción: solo quiere pasar un buen rato con ambos, y llevar al lector consigo en esa fusión.

En definitiva, PLOMO AL CUADRADO de Stark Holborn y publicada en español por Ediciones El Transbordador es una novela corta que destila originalidad, ritmo y encanto. Sus virtudes se centran en un concepto hilarante llevado con absoluta seriedad, acción calculada al milímetro y personajes magnéticos. Puede que uno termine la lectura deseando saber más sobre ese mundo sin matemáticas o sobre el pasado de los protagonistas, pero esa misma sensación de “quiero más” es prueba de su eficacia como relato.

Ideal para lectores que busquen una historia rápida, inteligente y divertida, para amantes del western con ganas de algo nuevo o para curiosos que disfruten de la literatura de ideas, y todo esto permite que la novela corta se alce como una pequeña joya insólita y demuestra que la mente más rápida puede derrotar a la mano más rápida. Y también de que, a veces, basta un disparo bien calculado para derribar todas las expectativas. Y para ello, PLOMO AL CUBO ya se asoma en el horizonte. 

NOTA FINAL: 4/5

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