| No todo en Sleepy Hollow es terror… a veces, los fantasmas más vivos son los del deseo y la ambición. |


Reseña de LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW Y RIP VAN WINKLE de Washington Irving y publicada por la Editorial Alma (2023) | Ep. 3×018 |
Todos los aficionados al género literario del terror, y muchos otros en el imaginario colectivo, conocemos al jinete sin cabeza. Esa figura espectral que cabalga bajo la luna, en busca de su cabeza perdida, ha sobrepasado los siglos debido a innumerables adaptaciones en televisión y cine. No obstante, se recuerda raras veces que su origen se encuentra en un relato corto que Washington Irving escribió en 1820, incluido en su antología THE SKETCH BOOK OF GEOFFREY CRAYON.
En español puede encontrarse en varias ediciones, aunque para su lectura y la redacción de esta reseña hemos disfrutado de la obra publicada pro Alma Editorial en 2023 titulada LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW Y RIP VAN WINKLE, y que recoge este último relato, del que también hablaremos en esta entrada.
La narración principal, que ocupa unas 60 páginas de las 100 de la edición es LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW, que en su versión original, no es tanto un relato de terror como un reflejo costumbrista y una sátira encubierta de la vida rural estadounidense del siglo XIX.
La narración nos lleva a un tranquilo valle cerca de Tarrytown, en Nueva York, una zona envuelta por un ambiente nebuloso y soñador, que parece casi encantado. Ichabod Crane, un maestro de escuela de maneras elegantes y gran apetito, tanto por la comida como por el dinero, se establece allí. Su vida se desarrolla entre las creencias supersticiosas de los habitantes locales y su cada vez más creciente fascinación por Katrina Van Tassel, la hermosa heredera de un granjero holandés adinerado. Sin embargo, no está solo en su compañía, dado que Brom Van Brunt, el héroe de la aldea, también intenta conquistar a la joven, lo que da lugar a una competencia entre los dos hombres que culmina en una noche de fiesta, miedo y misterio.
Lo interesante es que la célebre aparición del jinete sin cabeza, el presunto fantasma de un soldado hessiano decapitado en combate, solo tiene lugar al final de la historia. Irving emplea ese personaje como una especie de cruel broma, un golpe de efecto que se burla de la ingenuidad de Ichabod y deja en suspense la cuestión de si el fantasma existió verdaderamente o si todo fue un engaño tramado por su adversario.
Uno de los mayores encantos del texto es el estilo de Irving. Las descripciones detalladas, que es cierto que puede resultar anacrónico para las tendencias actuales de lectura, pero que a nivel personal he sabido disfrutar para crear una atmósfera gótica idónea, retratan con exactitud la vida diaria del valle, como las granjas, los bosques en otoño, los olores del campo y, principalmente, las mesas llenas de tartas de manzana, pasteles y golosinas holandesas que tanto disfrutan a Ichabod. Es una fiesta literaria que recuerda los colores del otoño en Nueva York y el calor de un hogar de una comunidad sencilla pero plagada de supersticiones.
La historia cobra verdadero ritmo recién en la fiesta en casa de los Van Tassel, donde las leyendas locales se entrelazan con el miedo nocturno y el misterio asume el control. Es allí, en esa cabalgata final bajo la oscuridad, cuando el tono cómico y costumbrista cede ante la ambigüedad y el misterio. Leído hoy, LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW es un texto que respira la esencia del romanticismo temprano, con su fascinación por la naturaleza, lo sobrenatural y las pasiones humanas. Pero también puede verse como una sátira social ya que Irving se burla con elegancia de la credulidad del pueblo y del interés de su protagonista, un hombre que sueña más con la herencia de su amada que con el amor mismo.
La combinación de lirismo e ironía, de fábula y crítica es lo que transforma a Irving en uno de los primeros narradores modernos estadounidenses. La historia es tan buena y original que ha sido adaptado en diversas ocasiones a la gran pantalla. Desde THE HEADLESS HORSEMAN (1922), una película sin sonido, hasta la memorable animación de Disney, LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW (1949) y, naturalmente, la versión gótica de Tim Burton, SLEEPY HOLLOW (1999), volcando en cada generación la historia del jinete sin cabeza. Burton, específicamente, convirtió la sátira de Irving en un relato romántico de horror que deslumbra visualmente, estableciendo al jinete sin cabeza como símbolo del terror contemporáneo.
Quizás el mayor mérito del relato original sea su habilidad para adaptarse sin que se altere su esencia. No asusta en el sentido actual de la palabra, pero sí provoca una leve inquietud, una impresión de que algo antiguo se mueve en las sombras del bosque. Irving consigue generar un ambiente hipnótico, entre lo sobrenatural y el sueño, en el que se desdibuja la línea divisoria entre lo real y lo fantástico.
LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW no es simplemente una historia para ser leída únicamente en Halloween sino que representa una ventana hacia un tiempo diferente, hacia una América rural que estaba empezando a crear sus propios mitos. Hoy en día, leerlo nos rememora a estar al lado del fuego mientras alguien nos advierte entre murmullos y risas que no crucemos el puente después de la puesta del sol. Porque quién sabe, quizás todavía se oiga a lo lejos el galope de un jinete sin cabeza.
RIP VAN WINKLE es un relato que apareció originalmente en 1819, también en la antología THE SKETCH BOOK OF GEOFFREY CRAYON. Igualmente al anterior, se trata de uno de esos cuentos que parecen haber estado siempre presentes en la cultura popular. Washington Irving consigue en este relato fusionar la voz de una antigua leyenda con un delicado sentido del humor y una profunda reflexión acerca del transcurso del tiempo.
La acción de la historia se desarrolla en un pequeño pueblo, ubicado al pie de las montañas Catskill y fundado por holandeses, durante los años anteriores a que Estados Unidos obtuviera su independencia. El personaje principal, Rip Van Winkle, es un hombre bondadoso y servicial, apreciado por todos menos por su esposa, cuyo lenguaje mordaz transforma la vida en el hogar en una continua pesadilla. Rip, incapaz de lidiar con esa rutina, escapa al bosque con su perro y se queda dormido después de encontrarse con unos enigmáticos personajes que juegan y beben en silencio. Al despertar, se da cuenta de que han transcurrido 20 años, y en ellos, su esposa ha fallecido, su hogar está en ruinas y el mundo que conocía ha sido transformado para siempre.
El cuento, más allá de su anécdota fantástica, contiene una reflexión acerca de la transformación personal y del tiempo. El país está viviendo su revolución cuando Rip duerme, aunque él permanece al margen de todo. Su sueño se vuelve un símbolo de evasión y al despertar, ha perdido su pasado, pero también ha encontrado una paz que nunca había tenido. Con ternura e ironía, Irving propone que la auténtica libertad de Rip no sea política, sino que consista en liberarse del yugo conyugal.
Rip Van Winkle se transforma en una fábula atemporal acerca de la pereza, la añoranza y el hecho de aceptar cómo transcurre la vida gracias a su tono ligero, su atractivo pastoral y su ambiente mágico. Una narración corta, sencilla y sabia que todavía mantiene su magia intacta.
NOTA FINAL: 5/5

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