Reseña de LA NIÑERA de Sarah Pekkanen y publicada por RBA Libros (2025) | Ep. 3×029 | «Un thriller psicológico donde el silencio de una niña dice más que cualquier miembro de su familia.»

Tiempo de lectura: 5 minutos

 | Un hogar sin cristales, una niña sin voz y una verdad que amenaza con romperlo todo… | 

 

Reseña de LA NIÑERA de Sarah Pekkanen y publicada por RBA Libros (2025) | Ep. 3×029

LA NIÑERA es el título con el que ha publicado en español el sello RBA Libros el conocido título HOUSE OF GLASS de Sarah Pekkanen, finalista de los Premios Goodreads 2024 en la categoría de libros de misterio y thriller. La novela sumerge al lector en un ambiente perturbador en el que nada es lo que parece y donde cada detalle, por pequeño que sea, despierta las alarmas. Abriendo las primeras páginas accedemos a la vida de la familia Barclay, de estrato social privilegiado y que esconde secretos que pueden desgarrar hasta al hogar más sólido detrás de su fachada intachable, y lo hace a través de la mirada de Stella Hudson, abogada especializada en representar a niños y niñas en conflictos de custodia.

La historia comienza cuando Stella recibe la tarea de investigar el caso de Rose Barclay, una niña de nueve años que ha dejado de hablar después de presenciar la caída mortal de su niñera. Este mutismo, causado por un trauma severo, no es nuevo para Stella, porque cuando era pequeña, ella también perdió la voz de manera temporal tras experimentar un suceso devastador. Esa experiencia compartida se transforma en un vínculo emocional que la motiva a aceptar un caso que, de otro modo, habría rechazado, ya que no trabaja con menores tan jóvenes.

Lo que inicialmente parece ser un conflicto de custodia marcado por tensiones matrimoniales pronto se revela como una red de mentiras, silencios y sospechas. Beth, la madre adinerada y extremadamente controladora; Ian, el padre más cercano y accesible pero ahora empañado por un affair con la niñera fallecida; y Harriet, la abuela que ha convivido durante años con la pareja, forman un triángulo adulto en el que todos parecen tener algo que ocultar. Incluso la pequeña Rose, con su actitud ceremoniosa y su afición repentina por recolectar objetos afilados, alimenta una inquietud que la autora utiliza de forma magistral.

La casa de los Barclay es uno de los aspectos más inquietantes del libro. Su elegancia clásica contrasta con un detalle extrañamente perturbador, y es que en su interior no hay ni un único objeto de vidrio. Todo, desde ventanas hasta vajillas y espejos, ha sido reemplazado por plásticos. Esa ausencia delibrada es una metáfora de una familia que escoge desfigurar, encubrir o sustituir la verdad en lugar de afrontarla. Además, al introducir un matiz casi gótico en un contexto contemporáneo, la atmósfera claustrofóbica que envuelve la novela se fortalece.

La autora desarrolla el misterio con un ritmo constante, aunque inexorablemente ascendente. Su relato no se basa en giros estruendosos ni en revelaciones abruptas. Por el contrario, va desplegando las piezas de manera gradual, lo que posibilita que el lector participe emocionalmente mientras especula acerca de cada sospechoso. Esta perspectiva, que es más lineal pero psicológica a fondo, es eficaz para aquellos que les gustan las historias creíbles, enfocadas en el carácter y en examinar el trauma. En este caso, la tensión emana de la sensación permanente de que algo no encaja, de que toda la familia se comporta como si estuviera pisando cristales invisibles y no de elaborados trucos narrativos.

Los personajes, sin lugar a dudas, son uno de los logros más destacados. El personaje de Stella destaca como protagonista justo porque fusiona la fragilidad con la solidez. Su conflicto interno, reavivado tanto por la conexión con Rose como por la sombra de la muerte de su madre, le proporciona profundidad sin oscurecer el enigma central. Por su parte, Rose es un personaje cautivador, desconcertante, astuta y reservada. La escritora utiliza de una manera muy eficaz la ambigüedad de la niña, haciendo que el lector se cuestione incesantemente si es víctima, testigo privilegiado o algo más siniestro.

El relato tiene como columna vertebral la investigación sobre el fallecimiento de Tina. ¿Fue un homicidio, un suicidio o un accidente? ¿Y qué rol desempeña cada integrante de la familia en ese trágico momento? Las motivaciones están sembradas con esmero y de las que podemos detectar protección, culpa, miedo, celos… Todos tienen motivos para guardar silencio. Ese equilibrio sostiene el suspense y hace que cada nuevo capítulo mantenga al lector en la duda entre los sospechosos.

Asimismo, la escritora presenta breves destellos de peligro que rodean a Stella. Conforme avanza en su trabajo, comienza a recibir señales desconcertantes que indican que hay alguien decidido a evitar que descubra la verdad. El lector se percata de que la frontera entre la investigación y el riesgo personal puede volverse muy fina cuando se producen estos episodios, que comprenden sucesos inusuales y la desaparición de objetos, lo cual aumenta la sensación de peligro.

No podemos negar que la primera parte de la novela es un auténtico devorapáginas, así como que en la segunda parte se pierde algo de tensión en favor de la vida personal de Stella. Este análisis introspectivo también ofrece una visión más integral de su psicología y explica por qué tiene un compromiso tan fuerte con Rose. La autora consigue entrelazar los dos hilos sin perder completamente el ritmo de la narración.

Sin embargo, podemos sostener que la intriga se alarga hasta las páginas finales, que presenta personajes memorables y que mezcla con destreza el suspense doméstico con un análisis del trauma infantil y la vulnerabilidad familiar. Lo que empieza como un simple caso legal acaba transformándose en una compleja maraña emocional que invita a reflexionar sobre la naturaleza del miedo, la memoria y la necesidad de protección.

Y es que la complejidad de sus personajes, su atmósfera perturbadora y su capacidad para mantener el misterio sin necesidad de trucos innecesarios, son las características que hacen sobresalir a esta novela. LA NIÑERA es una lectura absorbente, cautivadora y llena de tensión para aquellos que gozan de thrillers psicológicos con ambientes densos, familias disfuncionales y cambios sutiles pero impactantes. Una obra que deja una impresión duradera y demuestra la habilidad de su autora en el género.

Muchas gracias al sello RBA Libros por facilitarme un ejemplar de prensa para que os comente mis impresiones, absolutamente sinceras, sobre la novela.

 

NOTA FINAL: 4/5

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