| Cuando la búsqueda de identidad se cruza con la ciencia prohibida, el horror no tarda en aparecer. |
Reseña de TRANSMUTADA de Eve Harms y publicada por Dimensiones Ocultas (2025) | Ep. 3×012
Dos tardes breves me ha durado esta novela corta, y eso que ha sido en días laborales con responsabilidades laborales y familiares de por medio, que si no, no le llega a una tarde. Esto es lo que hemos tardado en leer TRANSMUTADA de Eve Harms, una de esas novelas que se instalan en la memoria al mismo nivel de lo que perturban en tu interior. Y es que, en apenas 150 páginas la autora logra unir dos universos aparentemente distantes como son la experiencia trans y el horror corporal más grotesco, para crear un relato inquietante, intenso y sorprendentemente emotivo. La novela mezcla la sensibilidad de un drama íntimo con la brutalidad de un experimento salido de las pesadillas más bizarras. Y además, sumándole un componente humorístico en la manera de relatar la historia por parte de la propia protagonista.
La historia sigue a Isa, una joven trans que ha construido una sólida comunidad, aunque tampoco altamente numerosa, como streamer de videojuegos. Su vida, sin embargo, está atravesada por una disonancia dolorosa, ya que su cuerpo no refleja la identidad que habita en su interior. Tras años de esfuerzo y gracias al apoyo económico de sus seguidores, Isa logra reunir el dinero para someterse a una cirugía de feminización facial, un procedimiento fundamental para aliviar su disforia y dar un paso crucial en su transición.
Y cuando parece que su sueño está a punto de hacerse realidad, una llamada de un familiar cambia el curso de todo. Su padre, con quien tiene una relación distante y difícil, caracterizada por la falta de aceptación, requiere urgentemente un tratamiento experimental para el cáncer que sufre. Isa, impulsada por una mezcla de responsabilidad y culpa, decide renunciar a su propia cirugía y utiliza sus ahorros para costear la intervención. Esta decisión la deja emocionalmente destrozada y solo con el dinero justo para poder subsistir, por lo que tiene que afrontar la presión cotidiana de vivir en un cuerpo que no siente como propio y el escrutinio de una comunidad que le dio su confianza.
En medio de esta vorágine emocional surge una oportunidad poco probable, dado que lee un aviso en las redes sociales que promete tratamientos experimentales de feminización sin coste alguno. La oferta parece demasiado buena para ser verdad, pero Isa, que se siente vulnerable y desesperada, decide aceptar el riesgo. Así aparece el doctor Skurm, un personaje que parece salido de una combinación entre LA ISLA DEL DOCTOR MOREAU y FRANKENSTEIN. Es carismático, detallista y completamente loco bajo su fachada profesional. Un procedimiento quirúrgico milagroso, al principio, se convierte rápidamente en un proceso inquietante y después en uno monstruoso.
Harms construye la primera parte de la historia desde un ángulo profundamente humano. El lector acompaña a Isa en su día a día, conoce su entorno, su relación con su mejor amiga, la manera en que navega las redes sociales y el peso constante de la mirada ajena. Esta inmersión íntima hace que, cuando el terror empieza a manifestarse, el impacto sea doble ya que no solo tememos por lo que ocurre, sino que duele presenciarlo porque Isa es un personaje con el que es imposible no empatizar.
El punto de no retorno en la trama es la aceptación e inicio del tratamiento, en el que el relato da un giro radical. El tono íntimo se funde con un festival de mutaciones grotescas, procedimientos alucinantes y transformaciones que van mucho más allá de lo imaginable. Lo que en un principio parece un éxito quirúrgico, porque Isa comienza a ver cambios físicos espectaculares que superan sus propias expectativas, se convierte en un proceso descontrolado. Su cuerpo no se detiene y la feminización se transforma en una mutación progresiva que la lleva de “mujer perfecta” a “monstruo involuntario”. La obsesión del doctor Skurm, sus verdaderas motivaciones y los métodos que utiliza terminan revelándose en una trama que se vuelve cada vez más oscura, delirante y visualmente impactante.
Podrás comprobar cuando leas esta novela que quizá el logro más importante es la manera en la que el horror corporal actúa como metáfora de la propia experiencia trans. La metamorfosis de Isa no es solo física, sino que también muestra la presión social, el juicio externo y la continua evaluación a la que los individuos trans son expuestos por su entorno y por ellos mismos. Harms trata, de manera cruda y sin caer en lo didáctico, temas como el «passing» (la presión por encajar con los cánones cisnormativos), la disforia y la mirada fetichizante. El instante en que Isa admite su cuerpo monstruoso y se niega a permanecer oculta es especialmente impactante dado que supone un reivindicación de la autonomía ante una sociedad que busca establecer quién es aceptable y quién no lo es.
En términos de estilo, la autora se mueve con soltura entre la narración cercana casi confesional y la imaginería grotesca digna del body horror más extremo. Los procedimientos quirúrgicos se describen con una riqueza sensitiva altamente impactante, y las escenas de mutación son tan vívidas que es fácil imaginarlas como parte de una película de terror de los años ochenta. Y es que ese interés por el cuerpo como territorio de control, deseo y miedo parece tomar inspiración de obras cinematográficas como LA MOSCA (1986) e INSEPARABLES (1988), ambas de David Cronenberg.
La novela también se concede algunos instantes de romance, humor negro y dulzura. La relación entre Isa y Rayna, una artista que está marcada por su propia historia corporal, introduce más complejidad emocional a una narración que podría haberse reducido a ser pura carnicería. Y aunque el clímax se adentra en un terreno más fantasioso y exagerado, la mezcla de géneros funciona ya que lo puramente grotesco nunca eclipsa del todo la dimensión humana de la historia.
La trama no da respiro. Avanza como una olla a presión a punto de estallar, y cuando lo hace, el resultado es un torbellino de sangre, identidad y autodefinición. Quizá podrías sentir que el desenlace roza lo excesivo, pero es precisamente esa osadía lo que convierte la obra en una experiencia absolutamente única dentro del panorama del horror contemporáneo.
En definitiva, TRANSMUTADA es una pieza breve pero contundente que combina crítica social, terror corporal y narrativa queer sin mostrar complejos ni pedir disculpas. Isa es un personaje que se va a quedar contigo para siempre, porque su lucha, sus decisiones desesperadas y su evolución en medio del horror las vas a tener adheridas a tu mente mucho después de cerrar el libro. Y es que la autora ha logrado algo tremendamente difícil como es hacer que un relato de mutaciones grotescas y experimentos delirantes sea, al mismo tiempo, profundamente humano.
No dejes para esta lectura que consideramos imprescindible si te gusta el terror que te obliga a reflexionar y si además tienes afinidad por el subgénero del body horror. Para todos los demás, no baja del absolutamente recomendable.
Gracias al sello editorial Dimensiones Ocultas por enviarme un ejemplar de prensa para que os comente mis impresiones, absolutamente sinceras, sobre esta novela corta.
NOTA FINAL: 4/5
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