| ¿Qué pasa cuando el detective más célebre de Escocia acaba tras las rejas junto a los criminales que él mismo atrapó? |
Reseña de AZUL MEDIANOCHE de Ian Rankin y publicada por RBA Libros (2025) | Ep. 3×010
AZUL MEDIANOCHE es, nada más y nada menos, que el vigésimo quinto volumen escrito por Ian Rankin en el que vuelve a la saga protagonizada por John Rebus, cuya primera entrega salió al mercado en 1987, habiéndose convertido en un viejo conocido para sus aficionados más fieles. Sin embargo, esta vez lo encontramos en circunstancias radicalmente distintas, dado que ya no es el inspector que camina por las calles de Edimburgo en busca de respuestas, sino un prisionero más en HMP Saughton, cumpliendo condena tras los sucesos que rodearon la muerte de su eterno enemigo, Big Ger Cafferty.
El punto de partida no podría ser más inquietante, porque nos encontramos ante la intranquila situación de que un expolicía es lanzado a la misma jaula que los criminales a los que envió tras las rejas El resultado, como intuyen tanto el lector como el propio protagonista, no augura nada bueno. Rebus oscila entre la astucia y la vulnerabilidad, intentando mantener un perfil bajo, pero sin dejar de lado nunca su instinto de investigador. Su vida en la prisión se transforma en un sutil balance entre amenazas y alianzas, donde su protección aparente depende de Daryl Christie, uno de los jefes de la prisión, quien lo apoya por gratitud a viejas cuentas que han sido saldadas.
La trama se desencadena con el asesinato de un prisionero, Jackie Simpson, cuyo fallecimiento pone de manifiesto la vulnerabilidad de las estructuras penitenciarias y la falta de transparencia en las relaciones entre los guardias y los internos. El alcaide, consciente de que su olfato puede descubrir lo que la pesquisa policial parece no poder esclarecer, recurre a Rebus debido a la desconfianza en los procedimientos oficiales. La atmósfera carcelaria queda transmitida de forma vívida en esos capítulos, con tensiones palpables como las drogas que fluyen sin restricciones, jerarquías internas que mantienen un orden frágil y funcionarios sobrepasados por el alto volumen de reclusos internos. Rankin consigue una representación persuasiva de un microcosmos que, aunque corrupto, es indispensable para preservar el equilibrio social en el interior de las murallas.
Al mismo tiempo, Siobhan Clarke lidia con su propio desafío fuera de la prisión. Se trata del caso de Jasmine Andrews, una chica de catorce años que no vuelve a casa tras salir de la escuela. La investigación pronto se complica con el descubrimiento de otro delito, y la inspectora se ve forzada a investigar áreas oscuras como la explotación infantil y las redes digitales secretas. Lo que resulta interesante en este caso es la manera en la que Rankin presenta a Clarke, quien se encuentra en una fase madura de su carrera y sabe que está más cerca del final que del comienzo, pero todavía posee la claridad y la fortaleza necesarias para soportar el peso emocional de los casos.
En la saga, Malcolm Fox es un personaje recurrente y controvertido, que se presenta como una figura incómoda y misteriosa. Fox esconde al equipo el hecho de que Simpson era informante, pero su interés en el asesinato de Simpson no se limita a su trabajo en el crimen organizado. Su rol intermedio, ambiguo y estratégico provoca aversiones en los personajes y en los lectores por igual, quienes con frecuencia quieren que sufra las consecuencias de sus actos.
La novela presenta varios hilos narrativos que se entrecruzan de manera hábil. Seremos testigos de la tensión provocada por venganzas no cumplidas, delitos en la cárcel, desapariciones urbanas y corrupción institucional. Lo asombroso es que, pese a la complejidad de la trama, el relato sostiene claridad y ritmo sin perder en ningún momento la tensión. El resultado es una historia sombría y contemporánea, que trata sobre la violencia de la delincuencia organizada, las grietas del sistema penal y el hecho de que los más jóvenes son vulnerables ante redes criminales invisibles.
Una de las grandes virtudes de este libro es la forma en que Rankin vuelve a visitar a sus personajes habituales desde una nueva perspectiva. Rebus, aunque limitado físicamente y marcado por la edad, conserva su ironía y su capacidad de pensar en círculos, acercándose lentamente al núcleo de la verdad. Su rol de “maestro invertido” resulta entrañable: si en los primeros libros Clarke aprendía de él, ahora es ella quien, desde fuera, sostiene la continuidad del legado policial. También destacan nuevos rostros como el sombrío DS Cameron Colson, cuya personalidad taciturna acompaña bien la atmósfera enrarecida del relato.
La escritura de Rankin se sostiene gracias a tramas complejas impulsadas por personajes tridimensionales, diálogos verosímiles y un realismo que prescinde de artificios cinematográficos como persecuciones o explosiones. En lugar de eso, ofrece una narración donde las tensiones emergen del carácter humano, de la burocracia policial, de las sombras que habitan tanto en criminales como en agentes de la ley.
Por supuesto, la novela no carece de sorpresas. La revelación del origen de la trama sorprende incluso a los lectores experimentados del género. Rankin demuestra que, después de veinticinco entregas, todavía puede urdir giros inesperados y soluciones que rompen las expectativas. A ello se suma su habilidad para mezclar la cultura escocesa con el entramado policial, haciendo que el escenario sea tan protagonista como los propios personajes.
En conclusión, AZUL MEDIANOCHE demuestra por qué la serie de Rebus sigue siendo relevante tras tantos años. Es una novela oscura, con un ritmo pausado y una atmósfera asfixiante, en la que las cuestiones sobre lealtad, justicia y poder se hacen sentir con intensidad. Rankin presenta a un hombre anciano, falible y lleno de errores en lugar de un héroe invulnerable como Jack Reacher, pero sigue siendo incapaz de renunciar a su vocación de encontrar la verdad.
Lejos de repetirse, Rankin logra que cada entrega se sienta fresca y relevante, sin renunciar al peso de la memoria que acompaña a los lectores de largo recorrido. AZUL MEDIANOCHE no solo es un homenaje a un personaje emblemático, sino también una obra con peso propio, que se nutre a través de un retrato lúcido de los claroscuros de la sociedad escocesa y de la naturaleza humana.
NOTA FINAL: 4/5
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